SERENA A LOS ONCE
ARRANZ MASCAROS, TESA
«No soporto tu olor de pies
me dice tapándose la nariz.
Ni yo tus pedos putrefactos
le respondo y le doy un pellizco fuerte en el brazo.
Tenemos once años y somos mellizos, o más bien casi gemelos, porque por fuera nos parecemos un montón.
Nuestros padres acaban de morir en un accidente de coche.
No estamos tristes. Papá era invisible y mamá engordó tanto en el embarazo que nos cogió manía.
Estamos más bien emocionados».
Serena se ha quedado huérfana, pero no está triste porque no congeniaba con sus padres, así que ¿por qué tendría que echarles de menos? Serena es práctica. Serena, que no es una niña muy normal, está más bien inquieta y expectante por el rumbo que pueda tomar ahora su vida. Serena tiene once años, la regla y tetas, aunque no por ello va a dejar que se las toquen (y eso que tiene tres novios). A Serena la llaman Pinki y siempre está pensando. Piensa, por ejemplo, que si su abuela se muriese sí que lloraría, porque no puede vivir sin ella. Sin embargo, a Serena no le gusta comerse el coco, aunque desde hace algunos días no para de hacerlo... porque se ha enamorado del novio extranjero y alcohólico de su querida tía, con quien ahora viven su hermano y ella.