Quiénes somos
ANTI Liburudenda: La librería comisariada de Bilbao ver más
Esta entrevista apareció en Enero de 2018 en el sitio relatosenconstruccion.com , un proyecto de divulgación editorial creado por Patricia Millán.
Estoy feliz de poder decir que el proyecto de visitar y entrevistar a los libreros de Bilbao sigue avanzando, y con la entrada de hoy, dedicada a ANTI liburudenda, ya serán tres las que han ocupado su muy merecido espacio en estas páginas.
En esta ocasión me desplazo al barrio de San Francisco, una zona que, durante muchos años ha acarreado la fama de área problemática, con un fuerte consumo de drogas y prostitución. Sin embargo, a pesar de que todavía sufre el rechazo de parte de la población, es cierto que en los últimos años estamos asistiendo a una transformación manifiesta, con un incremento del comercio y con un fuerte movimiento cultural alternativo que se puede ver nada más adentrarte en sus calles, con tan solo prestar atención a las obras de arte y murales que decoran las paredes.
En la Calle Dos de Mayo, prácticamente pegando a la ría, se encuentra ANTI, una librería que, como indico en el título y usando un adjetivo “robado” de uno de sus clientes, podría definir como una librería comisariada: un espacio muy limpio, con un catálogo pequeño pero especial, que aunque en un primer momento da cierta sensación de frialdad al entrar, la sensación desaparece en el momento en que te pierdes entre libros que no reconoces, y eso tiene mucho encanto. No es librería de Best Seller, no preguntéis por un bolígrafo o una libreta. Dedicad un tiempo a recorrer con la mirada las portadas y enamoraos de algo que no sabíais ni que existía.
El pasado miércoles disfruté conversando con Javier Nevado, su propietario, sobre los orígenes de este espacio y su situación actual. Por primera vez es una transcripción de la conversación que mantuve con él, pero creo que el espíritu de la librería queda patente.
¿Qué es la librería ANTI? ¿De dónde viene? ¿Quiénes la formáis?
ANTI es un proyecto que en su inicio montamos dos personas: Natalia, una compañera de la universidad y amiga mía y yo. Habíamos terminado la universidad en 2001 ó 2002 y cada uno había recorrido su camino. En mayo de 2004 me propuso montar una librería cultural, alternativa. Me gustó la idea y me uní. Nos pusimos a desarrollar el proyecto y en febrero de 2005 abrimos en esta misma ubicación.
Teníamos claro que queríamos hacerlo, por eso fue tan rápido, pero ninguno de los dos tenía experiencia previa como libreros. Por suerte estuvimos bien asesorados: además de de Bilbao Ekintza¹, contamos con la ayuda de Txetxu Barandiarán², consultor editorial, que nos dio muy buenas indicaciones e información para afrontar la apertura de la librería.
En el año 2011 dejamos de ser una cooperativa y me quedé yo, siempre con otra persona trabajando en la librería.
A día de hoy, casi trece años más tarde, seguimos con el mismo proyecto, exactamente con el mismo planteamiento, algo de lo que nos sentimos muy orgullosos, porque no hemos tenido que renunciar a nada. Al contrario, lo hemos mejorado. Queríamos estar centrados en nuestro objetivo: una librería de cultura contemporánea planteada desde una perspectiva crítica y alternativa.
Vuestra librería se sitúa en un espacio “a priori” conflictivo, o al menos así es visto todavía por buena parte de la población de Bilbao. ¿Por qué os decidisteis a abrir ahí? ¿Creéis que ha influido en vuestro proyecto?
Habíamos residido como estudiantes en el barrio, teníamos una conexión con él. La verdad es que no nos planteábamos abrir en otro sitio, porque sabíamos que no podíamos afrontarlo, bien por cuestiones económicas o porque el público al que nos orientábamos y queríamos no estaba en otras zonas.
Abrimos sin la seguridad de que fuera a funcionar, con un stock inicial que no llenaba ni la mitad de la librería. Pero lo hicimos con la ilusión de que la gente del barrio nos viera crecer y generar un vínculo y simpatía.
Cuando llegué al barrio como estudiante, en 2001, todos los días veía gente fumando heroína o pinchándose. Daba pena, pero en ningún momento me he sentido inseguro. Seguramente una mujer te respondería otra cosa. Pero el barrio ha mejorado sustancialmente: ya no se ve tanto consumo en la calle, hay muchos más comercios abiertos.. Esa es la mejora que yo percibo, pero quizás la precariedad es mayor ahora debido a la situación económica y se esconde de puertas para adentro, en la casa de cada uno.
Lo que remarco es que hay una falta de voluntad tremenda por parte del Ayuntamiento de Bilbao de ayudar a levantar un barrio que tiene una situación excepcional en cuanto a precariedad y pobreza, la exclusión social y los problemas económicos de la gente, pero no por la inseguridad. No se decide, desconozco el motivo, no pone la voluntad para que el barrio salga adelante. Aún así, somos la prueba de que si hay tesón y un proyecto serio en el que se cree y no te rindes, se puede salir adelante.
Hace unos años, en las jornadas Liburutekia³ organizadas por la Diputación Foral de Bizkaia, comentabas no estar demasiado preocupado por la crisis que ensombrecía el sector del libro, porque vuestro catálogo está muy orientado a un público estable. Tres años más tarde, ¿seguís opinando igual?
Además, recuerdo que alrededor la gente me miró con cara extrañada. Sabemos que somos un proyecto pequeño, para gente que busca temas concretos y exclusivos y que se identifica con esta librería, y que nunca vamos a buscar una dimensión mayor ni nos vamos a comparar con otros espacios.
Intentamos hacer cosas, más lento de lo que nos gustaría. No sólo porque la economía no da para lo que nos gustaría, aunque tenemos unos sueldos coherentes con el esfuerzo que hacemos. Pero también porque desde un principio vimos ANTI no sólo como un proyecto laboral, sino como algo que tenía que permitirnos vivir, que tenía que ser complementario a nuestros proyectos vitales. Queríamos encontrar un equilibrio.
Lo sigo manteniendo. Tenemos una clientela que intuimos que es gente a quien no le sobra el dinero pero que decide gastárselo aquí. Sé que hay gente que viene, se gasta el dinero en libros y seguramente cobra la RGI, o gente que gasta el subsidio del paro porque no pueden estar sin libros, aunque también hagan uso de las bibliotecas.
Por eso pensaba que no nos iba a afectar y lo sigo manteniendo, porque cada año desde entonces hemos subido un peldaño en la escala de facturación. Cada año ha sido mejor que el anterior hasta hoy, y aquí seguimos con ilusión.
En ANTI se pueden encontrar muchos libros de no ficción y ensayo, centrados en temas como el arte y el diseño, la filosofía y la política. También hay ficción muy orientada a mostrar el trabajo de pequeñas editoriales que cuidan mucho su trabajo y una sección interesante de novela gráfica e ilustración para un público más adulto. Y autoedición, claro. ¿Qué criterios seguís para escoger vuestro catálogo?
Hace como cinco o seis años decidimos definir cuatro áreas temáticas, que son las de la mayoría de las librerías especializadas: arte, narrativa, pensamiento y diseño. El catálogo lo seleccionamos nosotros mismos, no dejamos que nadie escoja por nosotros. Somos, en cierta manera, una librería de autor. Algún cliente nos dice que somos una especie de librería comisariada. Y la gente percibe que no tenemos tanto fondo como otros espacios, pero que lo que tenemos merece la pena. Eso es un halago.
Cuando hicimos el cambio en 2013, no redujimos el stock, pero sabíamos que, si hubiéramos dispuesto los libros de otra forma, podríamos haberlo aumentado hasta casi el doble. Pero lo que queríamos era mostrar mejor los libros. La respuesta por parte de la gente fue positiva. No nos interesa acumular muchos libros. Hay librerías que creen que la gente necesita tener mucha oferta para poder decidirse. Pero también hay clientes a quienes le abruma ver tanto libro de canto, o muy alto, libros a los que no pueden acceder. Nosotros nos lo planteamos de otra forma. Más de una cuarta parte de los libros están de cara, para que se puedan ver.
¿Qué impresión tenéis con respecto a la gente que se acerca? ¿Cuál es vuestro público?
La mayoría de la gente que viene no necesita ayuda. Entran, están un rato, salen con algo o con las manos vacías. Claro está, a los que la necesitan, estamos ahí para ayudarles. No nos gusta molestar, ni siquiera decir “si necesitas algo…”. Entran, les saludamos y ya.
El perfil es muy joven, yo diría que entre los treinta o treinta y cinco años de media. Me sorprende ver tanta gente menor de treinta en nuestro espacio, gente que tendría unos quince años cuando abrimos.
Cada vez organizáis más eventos. Algunos tienen lugar fuera de las fronteras físicas de la librería. Por ejemplo, la actividad “Dibujar un árbol” guiada por el libro de Munari que vosotros mismos editasteis a través de un crowdfunding. ¿Os sentís cómodos con este tipo de actividades? ¿Pasan, en vuestra opinión, las nuevas librerías por incorporar más proyectos culturales al margen de la venta pura y dura?
Hemos tenido distintas experiencias editoriales desde que abrimos. Una pequeña revista que editamos en pequeño formato, en A5, en 2006 y 2007. También en 2011 hicimos un proyecto piloto de publicación periódica que quedó muy bien, llevando a papel textos de autores españoles que habían publicado solo en internet, en el que también incluimos ilustradores. Al año siguiente publicamos un cómic sin texto, destinado a público infantil, de un autor catalán. Y en 2014 sacamos el crowdfunding de Munari.
De todas las experiencias hemos aprendido algo. La de Munari, en particular, salió muy bien porque se ha vendido casi toda la tirada y ha generado un colchón para poder abordar futuras ediciones.
Nos gustaría sacar más cosas, pero la labor de la librería absorbe mucho, sobre todo cuando quieres compaginarla con otros proyectos personales. Pero este año estamos trabajando en un libro infantil, así que hay más proyectos en proceso.
Desde el primer momento compaginamos además la venta con exposiciones y programación dentro de la librería, que ahora es casi semanal. Para nosotros es fundamental esa labor de nodo cultural, de atraer a la gente y ayudar a que sucedan cosas. Lo de salir fuera no me parece tan importante, pero sí hay que usar los canales de comunicación a nuestro alcance para darnos a conocer, sin obsesionarse.
Al final, se resume en hacer un buen trabajo dentro de la librería: un cliente que sale contento, va a volver y te va a recomendar a más gente.
Si os gustaría comentar algo más, sentíos libres de hacerlo.
La gente que lea esta entrevista y sienta curiosidad por venir a ANTI, que venga, que nos conozca y, de paso, que conozca también el barrio, porque merece mucho la pena. La historia de Bilbao se cuenta viniendo este barrio. Que no se dejen influir por los prejuicios. También que necesitamos que el Ayuntamiento, de una vez por todas, ponga voluntad en ayudar a cambiar el barrio.