LA NUEVA DERECHA NORTEAMERICANA
FINKIELKRAUT, ALAIN
(...) Los teóricos de la escuela de Chicago, en tanto que buenos discípulos de Smith, afirman actualmente que las políticas del New Deal están condenadas al fracaso, no porque sean hipócritas sino precisamente porque son generosas. La generosidad es una mala inspiradora y, por encima de sus mejores intenciones, la benevolencia del Estado se traduce en despilfarro. ¿Cabría imaginar una política más caritativa que la de la gratuidad ? Pero ¿es posible imaginar un instrumento que sea más antisocial? Los liberales afirman lo siguiente: trátese de la asistencia sanitaria o de las viviendas populares con alquileres bloqueados, las prestaciones en especie cuestan muy caras a la colectividad sin beneficiar por ello a quienes debieran ser sus primeros beneficiarios. Con frecuencia, las viviendas baratas no van a manos de los más necesitados sino de los más astutos, los mejor relacionados y los más desvergonzados. En estas historias ganan siempre los enchufados, y para este juego están mejor preparadas las clases medias que los pobres... Así es como los ambiciosos programas de renovación urbana reproducen las desigualdades que se proponían aniquilar.
De igual manera, cuando, como en Inglaterra, la asistencia sanitaria es totalmente gratuita y nacionalizada, la demanda de cuidados aumenta notablemente. El desequilibrio así creado entre oferta y demanda de consumo médico produce un deterioro de los servicios suministrados. Y ¿quién se aprovecha de ello? Las categorías más acomodadas que pueden recurrir a la medicina privada.
Y además, afirman los neoliberales, decir gratuidad equivale necesariamente a decir poder . En la medida en que se me regala algo, pierdo, en tanto que individuo privado, cualquier control sobre la calidad del servicio. Como dice el refrán: A caballo regalado, no le mires el dentado. Dependo de la institución donante y pierdo, con el pago directo, mi única arma, mi único medio de presión, por minúsculo que sea. La gracia que recibo la pago con la absoluta impotencia. Mientras prevalecía la reciprocidad del intercambio, yo era un cliente ; ahora, con el reino de la gratuidad, soy un mero y puro subvencionado(...)
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SOBRE EL AUTOR
Alain Finkielkraut (París, 30 de junio de 1949) es un intelectual francés de origen judío, conocido polemista y autor de numerosos ensayos.
Es hijo único de un judío polaco deportado a Auschwitz. Antiguo alumno de la Escuela Normal Superior de St. Cloud (Lyon), es profesor de la École Polytechnique de París, una prestigiosa escuela de ingeniería, donde imparte clases de Historia de las Ideas en el Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales.
En un primer momento se le asoció a los «nuevos filósofos», junto a Pascal Bruckner, André Glucksmann y Bernard-Henri Lévy. También fue relacionado con el pensamiento de Michel Foucault, en su intento de ensayar un periodismo más profundo. Ha mostrado su admiración por la obra de Emmanuel Lévinas, Milan Kundera y Hannah Arendt, y se ha inspirado en ellos para analizar críticamente la «barbarie del mundo moderno», y para construir su visión escéptica del progreso, que empieza a plasmar a partir de La derrota del pensamiento (1987). En sus ensayos analiza también la fragilidad del medio social, la indiferencia ante la memoria y, en suma, el papel del intelectual contemporáneo en la sociedad posmoderna.
Finkielkraut pertenece también al grupo de intelectuales que aparece con regularidad en los medios de comunicación y toma posición en temas de actualidad, como fue la guerra de Yugoslavia (fue de los primeros en denunciar la limpieza étnica de los serbios) o los disturbios de Francia de 2005 y cómo, en su opinión, una sociedad multirracial como la francesa puede llegar a convertirse en «multirracista».
En algunas de sus obras ha defendido con convicción su vínculo con la comunidad judía, y ha mostrado su inquietud por el resurgimiento en Francia de un nuevo antisemitismo que, a diferencia del antisemitismo tradicional de extrema derecha, sería progresista y de izquierdas.