LA FILOSOFÍA COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES
INNERARITY, DANIEL
Sinopsis
«Es discutible que la filosofía se puede considerar como una de las bellas artes, pero está claro que este libro de filosofía es una pequeña obra de arte» José Aguilar. Si Thomas de Quincey pensó que el asesinato podía ser considerado como una de las bellas artes, algún mérito más tiene la filosofía para aspirar a semejante consideración.. Pero cabría preguntar: ¿qué tienen en común la filosofía y el arte? A juicio de Innerarity, uno de los filósofos españoles más reconocidos internacionalmente, ambas son cultivos de atención hacia la realidad. La filosofía como arte busca la verdad no en el consenso que suprime las diferencias, sino a través de un desacuerdo productivo.
Biografía del autor
Daniel Innerarity es profesor titular de Filosofía en la Universidad de Zaragoza y antiguo becario de la Fundación Alexander von Humboldt. Sus últimos libros son Ética de la hospitalidad, La transformación de la política (III Premio de Ensayo Miguel de Unamuno y Premio Nacional de Literatura 2003 en la modalidad de Ensayo), La sociedad invisible (XXI Premio Espasa de Ensayo) y El nuevo espacio público. Ha recibido también el Premio de Humanidades, Cultura, Arte y Ciencias Sociales de la Sociedad de Estudios Vascos / Eusko Ikaskuntza en 2008. Es colaborador habitual de opinión en los diarios El País y El Correo / Diario Vasco, así como de la revista Claves de razón práctica. Es miembro de la Academia de Ciencias y Artes con sede en Salzburgo.
Presentar la filosofía como una de las bellas artes parece un empeño difícil y audaz. En algunos ambientes académicos, esta clasificación de la filosofía entre las artes provocará un sentimiento de amenaza contra la categoría intelectual y científica de su trabajo. Frente a estas posibles objeciones, Daniel Innerarity afronta brillantemente la tarea de definir a la filosofía como una de las bellas artes. Con esta definición quiere expresar, en primer lugar su rechazo a una dicotomía muy extendida: la que opone lo interesante -aquello que aporta sentido a la propia vida- a lo científico, es decir, lo riguroso y exacto. %13La filosofía -dice Innerarity- puede hacerlo con mayor o menor fortuna, pero aspira a reunir gozo y seriedad, rigor y comprensibilidad, vida y reflexión, fundamento y valoración. No se resigna a tener que elegir entre la verdad abstracta o la vida irresponsable%13.
Estas consideraciones descubren el verdadero alcance de la tesis de Innerarity. Con su libro no pretende ofrecer unos consejos a quienes aspiran a exponer su pensamiento filosófico de una manera digerible. Lo que defiende este libro es la condición artística de la propia filosofía. Pero cabría preguntar: ¿qué tienen en común la filosofía y el arte? A juicio de Innerarity, ambas son cultivos de atención hacia la realidad. La filosofía como arte busca la verdad no en el consenso que suprime las diferencias, sino a través de un desacuerdo productivo.