EL PRINCIPIO DEL FIN
AA.VV
Japón, país enamorado de lo extremo, entrampado en el cosmopolitismo y cumbre de lo cool para la mirada distante de la modernidad occidental, exporta en silencio, pero apabullando al fandom y despistando a cierta crítica incapacitada, lo que parece un cine nuevo, joven y original, un cine que en acercamiento atento nos revelará que la relectura y la fagocitación son cuestión ineludible para una tercera generación de autores y francotiradores, más allá de Ozu y de Mizoguchi, de Oshima y de Imamura.
El principio del fin plantea un recorrido por ese cine japonés de la última década que tiene lo mismo de insólito que de referencial. En sus páginas se localiza, se atrapa y se reconstruye la anarquía controlada y el culto a los géneros de Takashi Miike, el ciberpunk decadente de Shinya Tsukamoto, la prestigiosa introspección de Hirokazu Koreeda, la belleza cruda y el discurso violento de Takeshi Gitano, la cadencia neoclásica que Kiyoshi Kurosawa se empeña en quebrar, las voces posmodernas