EL DICTADOR, LOS DEMONIOS Y OTRAS CRÓNICAS
ANDERSON, JON LEE
Esta colección de reportajes, publicados previamente en la revista The New Yorker y compilados expresamente para Anagrama, reúne personajes y paisajes políticos de España y Latinoamérica. Por estas páginas desfilan el rey Juan Carlos en la España de los bandazos, Augusto Pinochet antes del juez Baltasar Garzón, un espectacular Hugo Chávez en una Venezuela de contrastes, el decrépito Fidel Castro en una Cuba sin salida satisfactoria para nadie, García Márquez de genial conspirador en el polvorín colombiano, los restos de Federico García Lorca en un tira y afloja entre lo político y lo sentimental, y el paisaje de las favelas brasileñas, donde florece la extraña mística del delito. Aunando la tradición de la semblanza crítica fundada por los clásicos grecolatinos y el periodismo en directo en la línea de John Reed y George Orwell, Anderson pinta retratos que se caracterizan por la agudeza política de los comentarios, el hábil trazado de los contextos, la atención por el detalle iluminador y la concepción literaria del discurso periodístico. «Un periodista comprometido con la gente y con la reaidad. Sus reportajes en el New Yorker cubren las más diversas zonas del sufrimiento humano» (Juan Cruz, El País).
Esta colección de reportajes, publicados previamente en la revista The New Yorker y compilados expresamente para Anagrama, reúne personajes y paisajes políticos de España y Latinoamérica. Por estas páginas desfilan el rey Juan Carlos en la España de los bandazos, Augusto Pinochet antes del juez Baltasar Garzón, un espectacular Hugo Chávez en una Venezuela de contrastes, el decrépito Fidel Castro en una Cuba sin salida satisfactoria para nadie, García Márquez de genial conspirador en el polvorín colombiano, los restos de Federico García Lorca en un tira y afloja entre lo político y lo sentimental, y el paisaje de las favelas brasileñas, donde florece la extraña mística del delito. Aunando la tradición de la semblanza crítica fundada por los clásicos grecolatinos y el periodismo en directo en la línea de John Reed y George Orwell, Anderson pinta retratos que se caracterizan por la agudeza política de los comentarios, el hábil trazado de los contextos, la atención por el detalle iluminador y la concepción literaria del discurso periodístico. «Un periodista comprometido con la gente y con la reaidad. Sus reportajes en el New Yorker cubren las más diversas zonas del sufrimiento humano» (Juan Cruz, El País).