DIARIOS DE BICICLETA
BYRNE, DAVID
Los diarios de bicicleta de David Byrne son postales urbanas llenas de color y música. Notas sueltas sobre barrios, edificios, galerías, bares, calles, banquetas, monumentos, prostíbulos, puentes, casas, parques. Bocetos ágiles de los habitantes de estos rincones. Denver desolado; Berlin escondiendo la sordidez en su fanatismo de orden; suburbios que veneran el mall, arquitecturas desalmadas; manantiales de creatividad. Estambul, y su Topkapi, Londres, Manila, Buenos Aires, San Francisco y por supuesto Nueva York, ciudad donde reside. El artista medita sobre la censura, la memoria, los estereotipos, la violencia. Apuntes sobre el arte y la música en de cada vecindario visitado. Las estampas bicicleteras son también un alegato discreto por la ciudad. Sabe bien que el concreto, el vidrio y la piedra (para invocar otra canción suya) nos esculpen. Las calles, los barrios, los árboles en las aceras, las glorietas nos dan forma. Byrne disfruta los muchos sabores de lo urbano: el anonimato que permiten las grandes concentraciones y la intimidad de ciertos barrios. El trazo caminable y cierto desorden excitante, aún el peligro que acelera la sangre. Ciudades vivas, sensibles, en movimiento. Observar una ciudad, involucrarse en ella es uno de los grandes gozos de la vida. Es parte, dice Byrne, de lo que significa ser humano.
David Byrne relata la crónica de sus experiencias, observaciones e impresiones al atravesar diferentes ciudades del globo a pedales. Un viaje directo al buen humor. Hace aproximadamente dos décadas David Byrne descubrió la bicicleta plegable y comenzó a utilizarla en sus viajes alrededor del mundo. Con un nuevo punto de vista, desde el sillín de su bicicleta, nació la vista panorámica de la vida urbana, una manera mágica de abrirle los ojos a los ritmos y secretos de las ciudades. En lugares como Buenos Aires, Estambul, San Francisco y Londres, el foco se dirige sobre todo hacia el gremio de músicos y artistas, mientras que en Berlín o Manila se interesa por cuestiones políticas. A lo largo del camino, David Byrne reflexionará sobre temas diversos: la globalización, la moda, la arquitectura, la soledad o los cambios radicales que están sufriendo algunas ciudades. Todo esto narrado con un gran sentido del humor y de la curiosidad. Reseñas:
«Una bicicleta es suficiente para deslizarse por el mundo y capturar el eterno pedalear de la realidad.»
David Morán, Rockdeluxe «Excelente medidor de la mediocridad, un crítico para nada melancólico, más bien estético y sarcástico.»
Silvia Hopenhayn, La Nación «Sus Diarios de bicicleta son postales urbanas llenas de color y música. Notas sueltas sobre barrios, edificios, galerías, bares, calles, monumentos, prostíbulos, puentes, casas, parques, además de bocetos ágiles de los habitantes de estos rincones.»
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