AMERICA SURFACES
SHORE, STEPHEN
La introducción de la fotografía en color al mundo del arte no fue tarea exclusiva de William Eggleston. El año 1972 el norteamericano Stephen Shore decidió abandonar la escena artística de Nueva York (la Factory de Andy Warhol que había documentado fotográficamente a la temprana edad de dieciséis años) para dirigirse hacia al sur del país. La ciudad de Amarillo (Texas) fue su meta. El trayecto hasta allí, su fin. Porque la práctica artística que desarrolló no fue otra que fotografiar todo aquello que llamara su atención, on the road. Una cámara analógica de 35mm y una serie de carretes en color fueron sus herramientas. La actitud vitalista, algo autista, y el afán diarístico-enciclopedista hicieron el resto. Paseos por calles abandonadas, descansos en habitaciones de motel, comidas en bares de carretera y tiempos muertos le permitieron capturar retratos de outsiders, paisajes de no-lugares, multitud de señales, interiores decadentes, desayunos y meriendas. Sacar el aparato fotográfico y disparar "snapshots" era otro más de los rituales de un viaje del que procuraba aprovechar los tonos cálidos de los atardeceres. El revelado de las películas y las ampliaciones corrían a cargo de Kodak. Un método doméstico, cercano al espíritu amateur, que esquivaba el trabajo de laboratorio para revelarse como una mirada personal y sincera, ciertamente apasionada. American Surfaces fue el título que dio a un proyecto de más de 300 imágenes que la editorial Phaidon ha editado recientemente.
En 1965 rodó un único filme titulado Elevator que se pudo ver en la Filmmakers' Cooperative. Hoy parece ser que ni siquiera está en el catálogo.