YO MATARÉ MONSTRUOS POR TI
BALCELLS MATAS, VÍCTOR
El libro, que inaugura la colección de narrativa de la salmantina Editorial Delirio -dedicada hasta hoy fundamentalmente a la poesía y al ensayo- destaca por su formato inusual, cuadrado, y por su cuidada edición. El autor ha estructurado sus cuentos en cuatro apartados bien diferenciados: 'Desartres' -sí, no se trata de una errata-; 'Imposturas'; 'El mundo después de Marcela' y 'Autobiografía de la muerte'. El amor -siempre presente-, la amenaza constante de la muerte y el juego metaliterario son los tres grandes intereses de Balcells, que no desdeña ninguna historia; lo mismo nos cuenta las gestas poéticas de un juglar enamorado que las miserias amorosas de una pareja que decide cerrar su cuenta común de banco.
Personajes que están tanto dentro como fuera de este mundo, personajes que parecen ignorar las reglas más básicas -las más sórdidas de la sociedad y que poseen, sin embargo, un raro don clarividente a través del cual catalizan la esencia de cada momento. Estos cuentos claman contra aquel anuncio de fragancia que amanzaba con que algún día la ternura dominaría el mundo, son cuentos sin sacarina, cuentos que hacen reír (y mucho) pero que nos dejan con una amarga e íntima duda: ¿reímos por no llorar? Pero es importante recordar que fue necesario interrumpir la lectura pública que hizo Kafka de La Metamorfósis varias veces: al público le parecía desternillante (al autor también).
El lector atento encontrará, también, un mundo de referencias literarias poco común: se descubrirá a sí mismo saltando de Catulo a Gil de Biedma, de Kafka a Gombrovicz pasando por media docena de autores contemporáneos donde no faltan Piglia, Borges, Onetti y Pynchon. Grandes autores. Grandes monstruos de la literatura que este San Jordi de lEixample imposta por momentos, sólo para revelar una voz que no podría corresponder a ninguno: la suya, la voz última del único personaje constante a lo largo de todas las historias: el clown, el autor, el único que no puede fracasar, el arquitecto de nuestra derrota.
Relatos de amor y desamor en refinerías, mares, librerías, filmotecas. La muerte en todas partes: por el cuerpo de actrices pornográficas, en vagones del metro, dentro y fuera de ríos. Ausencias y dolores, relatos trágicos que resultan cómicos y viceversa. Intensidad, violencia y bruscas contemplaciones. Anatomía de lo raro que surge de lo cotidiano. Relatos sobre la mentira y la traición. El robo, la equivocación. Pero también mucho sentido del humor, ironía. Para los monstruos, nosotros somos los monstruos. Y ahí, en esa frase, está la monstruosidad de la condición humana, que no es capaz de reconocerse a sí misma como equívoca, falsaria, y que tarde o temprano termina por acudir a relatos como éstos para descubrir, con miedo, su miserable y risible comicidad e insignificancia.