VACÍO PERFECTO
LEM, STANISLAW
Traducción de Jadwiga Maurizio
Introducción de Andrés Ibáñez
Con Vacío perfecto, Impedimenta emprende la publicación de la «Biblioteca del Siglo XXI», que se irá completando próximamente con Magnitud imaginaria y Golem XIV.
Vacío perfecto es un espectacular experimento literario que se ha convertido por méritos propios en un referente mítico entre los lectores de Stanislaw Lem. Heredero de un género que exploraron con singular genio autores como Borges, Swift o Rabelais, se trata de una delirante colección de reseñas de libros inexistentes, que subvierten brillantemente los cánones literarios explorando temas de lo más variopinto, desde la pornografía a la inteligencia artificial, desde el Noveau Roman a las novelas de James Joyce. En palabras de Andrés Ibáñez: «Este exiguo volumen, que se lee en tres tardes, equivale, en información y en tiempo mental, a tres meses de apasionante y dedicada lectura».
Stanislaw Lem nació en la ciudad polaca de Lvov en 1921, en el seno de una familia de la clase media acomodada. Aunque nunca fue una persona religiosa, era de ascendencia judía.
Aunque nunca fue una persona religiosa, era de ascendencia judía. Siguiendo los pasos de su padre, se matriculó en la Facultad de Medicina de Lvov hasta que, en 1939, los alemanes ocuparon la ciudad. Durante los siguientes cinco años, Lem vivirá con papeles falsos como miembro de la resistencia, trabajando como mecánico y soldador, y saboteando coches alemanes. En 1942 su familia se libró de milagro de las cámaras de gas de Belzec. Al final de la guerra, Lem regresó a la Facultad de Medicina, pero la abandonó al poco tiempo debido a diversas discrepancias ideológicas y a que no quería que lo alistaran como médico militar. En 1946 fue «repatriado» a la fuerza a Cracovia, donde fijaría su residencia. Pronto, Lem comenzó una titubeante carrera literaria. Se considera de modo unánime que su primera novela es El hospital de la transfiguración, escrita en 1948, pero no publicada en Polonia hasta 1955 debido a problemas con la censura comunista. De hecho, esta novela fue considerada «contrarrevolucionaria» por las autoridades polacas, y obligaron a Lem a convertirla en la primera de una trilogía la «Trilogía del tiempo perdido», cuyas otras dos entregas, De entre los muertos y El retorno, fueron repudiadas por Lem, que siempre se negó a que nadie las leyera. No fue hasta 1951, año en que publicó Los astronautas, cuando por fin despegó su carrera literaria. Las novelas que escribió a partir de ese momento, pertenecientes en su mayoría al género de la ciencia-ficción, harían de él un maestro indiscutible de la moderna literatura polaca: Edén (1959), Memorias encontradas en una bañera (1961), Solaris (1961), Relatos del piloto Pirx (1968), o Congreso de futurología (1971). Lem fue, asimismo, autor de una variada obra filosófica y metaliteraria. Destaca en este ámbito, aparte de su obra Summa Technologiae (1964), la llamada «Biblioteca del Siglo XXI», conformada por Vacío perfecto (1971), Magnitud imaginaria (1973) y Provocación (1982). Lem fue miembro honorario de la SFWA (Asociación Americana de Escritores de Ciencia-Ficción), de la que sería expulsado en 1976 tras declarar que la ciencia-ficción estadounidense era de baja calidad. Stanislaw Lem falleció el 27 de marzo de 2006 en Cracovia a los 84 años de edad, tras una larga enfermedad coronaria.
Jadwiga Maurizio puede ser considerada, a justo título, la traductora por excelencia de la obra de Lem al castellano. A ella se deben las históricas traducciones de obras como Ciberiada, Diarios de las estrellas, Edén, Fábulas de robots, La fiebre del heno o Memorias encontradas en una bañera.
Andrés Ibáñez nació en Madrid en 1961. Una madre formada en la URSS y un padre enamorado de Inglaterra marcan de forma definitiva el cariz de sus intereses: las artes y las letras, pero especialmente la música clásica y la literatura inglesa.
Estudia música con la idea de dedicarse a la composición hasta que, en una crisis existencial, abandona el Conservatorio y comienza a tocar jazz. Estudia Filología Hispánica en la Universidad Autónoma de Madrid y, mientras, toca jazz en los clubs de la ciudad. Tras un viaje a la India, que le marca profundamente, en 1989 se marcha a vivir a Nueva York, donde escribirá varias obras teatrales que se estrenan en el circuito Off Off Broadway. Allí termina su primera novela, La música del mundo, publicada en 1995 por Seix Barral, y que le haría merecedor del Premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE. Esta obra fue saludada por la crítica como una de las grandes revelaciones de la novelística de su generación. Tras su regreso a España, Ibáñez publica la novela El mundo en la Era de Varick (Siruela, 1999), ambientada en Nueva York y en el mundo paralelo de Demonia, particular homenaje de su autor a Ada o el ardor, de Nabokov. La publicación, en 2005, de La sombra del pájaro lira (Seix Barral), confirmó su condición de pieza clave dentro de la nueva narrativa española, y lo convirtió en un autor de culto entre una nueva generación de lectores. Sus obras han sido traducidas con gran éxito al francés, al alemán y al holandés. El perfume del cardamomo, volumen de cuentos chinos, fue distinguido con el premio NH de Relatos inéditos en el año 2003. Aquí se presenta en su versión completa. En su faceta como crítico, fue merecedor del Premio Bartolomé March por su reseña de la novela Mason & Dixon, de Thomas Pynchon. Ha colaborado en el suplemento Babelia (El País), y actualmente es crítico habitual del ABCD de las Artes y las Letras, donde publica semanalmente su columna «Comunicados de la tortuga celeste».
Vacío perfecto es un espectacular experimento literario que se ha convertido por méritos propios en un referente mítico entre los lectores de Stanislaw Lem. Heredero de un género que exploraron con singular genio autores como Borges, Swift o Rabelais, se trata de una delirante colección de reseñas de libros inexistentes, que subvierten brillantemente los cánones literarios explorando temas de lo más variopinto, desde la pornografía a la inteligencia artificial, desde el Noveau Roman a las novelas de James Joyce. En palabras de Andrés Ibáñez: «Este exiguo volumen, que se lee en tres tardes, equivale, en información y en tiempo mental, a tres meses de apasionante y dedicada lectura».