TARÁNTULA
DYLAN BOB
Tarántula, primera y única aproximación de Bob Dylan a la ficción literaria, fue escrita en 1966, pero, por vicisitudes diversas que harían imposible su publicación entre ellas el accidente del propio artista y su deliberadamente prolongada recuperación, tal como revela en Crónicas I, no vería la luz hasta 1971. Su publicación fue postergándose una y otra vez, y durante años circularon tan solo copias piratas, a modo de booklegs fotocopiados a partir de esas primeras galeradas que circularon libremente, sin el consentimiento del autor, con la inapreciable ayuda de algunos incautos críticos. Desafortunada incidencia que, con todo, parece encajar con los usos y costumbres del contexto que la alumbra, y no deja de ser un irónico reflejo del tono y el espíritu de los turbulentos tiempos en los que fue escrita. 1966 deviene un año fundamental en la consolidación de la etapa más personal y creativa de la obra poética y musical de Dylan. Ciertamente, para quienes no se escudaron en la trasnochada nostalgia por la canción de protesta, ni en los rancios aspectos formales de la misma que, tanto en lo que concierne a su estructura formal como a la propia instrumentación, Dylan había llegado a aborrecer, y aceptaron el desafío que se impuso a sí mismo el propio artista en su clarividente empeño por acogerse a la experimentación musical y poética al uso en aquellos mágicos sesenta acabarían encumbrando hasta lo más alto de su obra el álbum doble que lleva por título Blonde on Blonde. Fiel reflejo de las mejores canciones de Dylan que corresponden a esa época, Tarántula es lectura obligada para todo el que esté interesado en sus procesos creativos. Una suerte de lectura iniciática imprescindible para comprender el imaginario dylaniano que puebla sus canciones desde Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited y Blonde on Blonde. Los textos en verso y en prosa que conforman esta aproximación a la escritura automática no están exentos ni de la musicalidad propia de las composiciones del Dylan de la época, ni de las preocupaciones que acompañan al artista en el que, posiblemente, sea el año más importante de su carrera: cierto inconformismo libre ya del mesianismo naïve y folclorista de sus primerizas canciones, una evidente y creciente predilección por el genio verbal y por la espontaneidad, y la firme creencia en la legitimidad de la calle como fuente inagotable de inspiración.
CONTENIDO
Prólogo a la edición original
Pistolas, el libro oral del halcón y el gato con tajo impune
Tomando un extraño trago con el desconocido largirucho
Inútil como una bruja
Balada en simple sé bemol
Sobre romper la barrera del sonido
Bajada de termómetro
Preludio al punteo plano
María en una barcaza flotante
Arena en la boca de la estrella de cine
Acordonando el rincón del loco
Diciendo Hola a inédita María
Cuarenta eslabones de cadena (un poema)
Bocado de tierno atragantamiento
La carrera de caballos
Bolsillo de sinvergüenza
Míster inútil dice adiós al trabajo y graba un disco
Consejos al hermano del tigre
Mirando el motín desde una celda asquerosa o (La cárcel no tiene cocina)
Desesperado y María en ninguna parte
Un robo confederado a la cartera del Rey Arturo
Guitarras besuconas y la dosis contemporánea
Consejos para el modelo de vagabundo
Una ráfaga de perdedor no saca nada
Haciendo el amor con la amiga de María
Nota al muchacho errante como joven desertor del ejército
Gusto a escopeta
El pataleo de Mae West (una fábula)
Estruendo en la negra noche
Hostil estruendo en la negra noche
Irresponsable estruendo en la negra noche
Estruendo eléctrico en la negra noche
Estruendo en la negra noche de alguien
Parece como un estrépito en la negra noche
Chug a Lug - Chug a Lug Óyeme gritar a Le Jop
Paraíso, carretera resbaladiza y María brevemente
El puñetazo de un pacifista
Sagrada voz rota y la mañana tintineante
Suspendiendo la carretera de propaganda
Mono el domingo
Blues del ángel cowboy
Blues subterráneo de la añoranza y el vals rubio
El asqueroso humor de Simón el Furioso
Encontré al pianista muy bizco pero extremadamente sólido
Los vándalos tomaron las riendas (una ópera)
Un sheriff en la maquinaria
Pestañas postizas en la transmisión de María
Al Aaraaf y el comité de fuerza
Tarántula, primera y única aproximación de Bob Dylan a la ficción literaria, fue escrita en 1966, pero, por vicisitudes diversas que harían imposible su publicación ?entre ellas el accidente del propio artista y su deliberadamente prolongada recuperación, tal como revela en Crónicas I?, no vería la luz hasta 1971. Su publicación fue postergándose una y otra vez, y durante años circularon tan solo copias piratas, a modo de ?booklegs?? fotocopiados a partir de esas primeras galeradas que circularon libremente, sin el consentimiento del autor, con la inapreciable ayuda de algunos incautos críticos?. Desafortunada incidencia que, con todo, parece encajar con los usos y costumbres del contexto que la alumbra, y no deja de ser un irónico reflejo del tono y el espíritu de los turbulentos tiempos en los que fue escrita. 1966 deviene un año fundamental en la consolidación de la etapa más personal y creativa de la obra poética y musical de Dylan. Ciertamente, para quienes no se escudaron en la trasnochada nostalgia por la canción de protesta, ni en los rancios aspectos formales de la misma que, tanto en lo que concierne a su estructura formal como a la propia instrumentación, Dylan había llegado a aborrecer, y aceptaron el desafío que se impuso a sí mismo el propio artista ?en su clarividente empeño por acogerse a la experimentación musical y poética al uso en aquellos mágicos sesenta? acabarían encumbrando hasta lo más alto de su obra el álbum doble que lleva por título Blonde on Blonde. Fiel reflejo de las mejores canciones de Dylan que corresponden a esa época, Tarántula es lectura obligada para todo el que esté interesado en sus procesos creativos. Una suerte de lectura iniciática imprescindible para comprender el imaginario dylaniano que puebla sus canciones desde Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited y Blonde on Blonde. Los textos en verso y en prosa que conforman esta aproximación a la escritura automática no están exentos ni de la musicalidad propia de las composiciones del Dylan de la época, ni de las preocupaciones que acompañan al artista en el que, posiblemente, sea el año más importante de su carrera: cierto inconformismo ?libre ya del mesianismo naïve y folclorista de sus primerizas canciones?, una evidente y creciente predilección por el genio verbal y por la espontaneidad, y la firme creencia en la legitimidad de la calle como fuente inagotable de inspiración.
Bob Dylan nació con el nombre de Robert Allen Zimmerman el 24 de mayo de 1941 en Duluth, Minnesota (Estados Unidos).