REALLY THE BLUES
MEZZROW, MEZZ / WOLFE, BERNARD
Si mal no recuerdo, en 1992 se publicó por la entonces denominada editorial Anaya & Mario Muchnik una obra titulada La rabia de vivir que pasó rápidamente a formar parte de las cubetas de libros de saldo de los grandes almacenes patrios. Y en aquel cementerio de elefantes de papel descubrí el que, a mi juicio, es el mejor libro escrito jamás sobre el jazz.
Ahora llega Acuarela y se descuelga con una edición primorosa, con nueva traducción y prologada por Barry Gifford, que recupera (afortunadamente) el título original de aquella obra publicada originariamente en 1946, y cuyo principal acierto sigue recayendo en su co-autor y protagonista: Mezz Mezzrow, uno de los peores músicos que ha dado el género y, sin duda, uno de los más golfos.
La cuestión diferencial entre la historia de Mezzrow y la de cualquier otro es que él siempre estuvo allí y estuvo con todos. Con Louis Armstrong, con Sidney Bechet, con Bix Beiderbecke
y siguiendo la evolución del jazz desde sus primeros pasos en Nueva Orleans, pasando por Chicago y muriendo en Nueva York a mediados de los 40. Y es que para Mezzrow el jazz perdió todo su sentido con la irrupción del swing. Así de purista fue Mezzrow, hasta el punto de considerarse negro (así lo solicitaba expresamente que constara en su ficha carcelaria en sus múltiples visitas a la prisión) a pesar de haber nacido más blanco que la leche en polvo.
Pero al margen de las privilegiadas anécdotas musicales, Really the blues ofrece una segunda lectura. La de la sordidez de los bajos fondos, la de los años de la ley seca, la de los inicios del trapicheo de sustancias estupefacientes. Y es que Mezzrow era un auténtico jailbird, el mejor dealer de la zona y su marihuana era famosa hasta el punto de que en Harlem se la conocía como mezz en su honor. Es en estos pasajes en los que esta autobiografía cobra vida y se convierte en un ejercicio de literatura beatnik, de realismo sucio, y además pionera en el género.
Así que no es de extrañar que personajes como Tom Waits, Allen Ginsberg o Henry Miller destaquen la espontaneidad y cercanía de esta biografía singular, contada gracias a Bernard Wolfe a través de conversaciones con el propio Mezzrow, uno de esos personajes secundarios que tuvo la fortuna de estar en el momento adecuado rodeado de los verdaderos protagonistas de la mayor manifestación artística surgida de los Estados Unidos de América y que por aquel entonces comenzaba a coger forma, convirtiendo así su vida en un cántico a la pureza, a la independencia, a la integración racial y, en definitiva, a la rabia de vivir verdaderamente el blues.
http://criticoestado.blogspot.com/2010/07/la-rabia-de-vivir.html
Publicada por primera vez en 1946, esta autobiografía fue una emocionada llamada, dirigida a los jóvenes blancos alienados, para que se atrevieran a explorar el mundo de la cultura afroamericana y el jazz. Su padrino espiritual fue Mezzrow, músico, contrabandista y traficante de la mejor marihuana de Harlem. Su historia, escrita junto a Bernard Wolfe en el argot, libre y fluido, de los hipsters que poblaban lo que Jack Kerouac bautizó como ?La Gran Acera Negro-Americana del Mundo?, nos habla de un chico blanco que se enamoró de la cultura negra y aprendió a tocar el clarinete en los reformatorios, prostíbulos y garitos de su juventud. Atraído por la revelación del blues, siguió el rastro de la música por las calles de Chicago, Nueva Orleans y Nueva York hasta alcanzar el auténtico corazón del alma norteamericana.
Mezzrow fue quizá mejor traficante de marihuana que músico de jazz, pero comprendió tanto la música como la raza que la engendró. [?] Mezz tradujo su experiencia para jóvenes de los cuarenta y los cincuenta como Kerouac, Allen Ginsberg, Neal Cassady y John Clellon Holmes, e inspiró no sólo sus vidas sino también sus obras; un legado de un valor incalculable.
Del prólogo de BARRY GIFFORD
Really the Blues es la esencia escatológica de Nueva Orleans. Mezz Mezzrow fue quien me descubrió Storyville.
TOM WAITS
Para mí fue la primera señal en la cultura blanca del underground negro y la cultura hip.
ALLEN GINSBERG
Este libro tan perfectamente maravilloso, tan absolutamente soberbio, expresa un mensaje vigoroso y vital de alegría sin adulterar.
HENRY MILLER