MIRADAS INSUMISAS
MIRA ALBERTO
Más allá de una idea convencional y limitada del «cine gay» y más allá de los silencios y distorsiones de la crítica (casi siempre masculina y casi siempre hetero), Miradas insumisas repasa las relaciones entre la experiencia homosexual, la fantasía homoerótica y el cine. Constituye una introducción a las diversas aproximaciones de los homosexuales al séptimo arte como espectadores, como críticos y como artistas, pero sobre todo es una invitación a cultivar una experiencia provocadora y heterodoxa del cine.
Los placeres cinematográficos siempre han tenido que ver con el deseo y el sexo. Unas veces invitaban a la exploración, otras trataban de imponer cierta ortodoxia. Muy a menudo se producían y se leían en clave heterosexual. La mirada insumisa, tal como se describe en este ensayo, se ofrece como una alternativa a esta forma de ver, hacer y hablar de cine.
Miradas insumisas de los espectadores gays, quienes, saltándose la censura y los estereotipos homófobos, proyectan deseo homoerótico, sacan del armario a camaradas y a amigas de toda la vida, descubren a la butch en Bette Davis, a la cómplice en Elizabeth Taylor y se ven reflejados en musicales, melodramas y películas Disney.
Miradas insumisas de los creadores homosexuales, de Cukor a Almodóvar, pasando por Visconti, Pasolini, Fassbinder, Ventura Pons o Todd Haynes, que buscan modos de dar forma artística y narrativa, de maneras más o menos codificadas, a una experiencia personal y subcultural, a una perspectiva que siempre será mejor cuanto más individual y a unas fantasías que no se someten al imaginario tradicional.
Más allá de una idea convencional y limitada del 'cinegay' y más allá de los silencios y distorsiones de la crítica (casi siempre masculina y hetero), MIRADAS INSUMISAS repasa las relaciones entre la experiencia homosexual, la fantasía homoerótica y el cine. Constituye una introducción a las diversas aproximaciones de los homosexuales al séptimo arte como espectadores, como críticos y como artistas, pero sobre todo es una invitación a cultivar una experiencia provocadora y heterodoxa del cine. Los placeres cinematográficos han tenido que ver con el deseo y el sexo. Unas veces invitaban a la exploración, otras trataban de imponer cierta ortodoxia. Muy a menudo se producían y se leían en clave heterosexual. La mirada insumisa, tal como se describe en este excelente y único ensayo, se ofrece como una alternativa a esta forma de ver, hacer y hablar de cine.