LA TRANSFIGURACIÓN DEL LUGAR COMÚN
UNA FILOSOFÍA DEL ARTE
DANTO, ARTHUR C.
Desde su aparición en 1981, La transfiguración del lugar común se ha convertido en referencia obligada de la reflexión filosófica sobre el arte moderno. Danto responde con brillantez a la ya clásica pregunta ¿Cuándo se produce el arte?. Para despejar las incógnitas que de aquí se derivan, propone la metáfora del lugar común y su paradójica aplicación al arte: ¿por qué los objetos más banales quedan transfigurados al ser convertidos en obra de arte? ¿En qué se diferencian a pesar de ser materialmente indiscernibles? ¿Qué estrategia utiliza el arte de hoy para lograr estos fines? En respuesta a estas cuestiones, Danto relativiza el juicio subjetivo del gusto y nos invita a participar en los juegos de lenguaje y los ámbitos institucionales propios del arte moderno. De ellos toma toda su fuerza para abrir la posibilidad de nuevos significados en esta época de agotamiento. La interpretación artística puede que ya no vuelva a ser una tarea espontánea o cómoda, pero sí se revelará imprescindible a la hora de restituir el peculiar y enorme valor cognitivo de la experiencia estética.
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Desde su aparición en 1981, La transfiguración del lugar común se ha convertido en referencia obligada de la reflexión filosófica sobre el arte moderno. Danto responde con brillantez a la ya clásica pregunta ?¿Cuándo se produce el arte??. Para despejar las incógnitas que de aquí se derivan, propone la metáfora del lugar común y su paradójica aplicación al arte: ¿por qué los objetos más banales quedan transfigurados al ser convertidos en obra de arte? ¿En qué se diferencian a pesar de ser materialmente indiscernibles? ¿Qué estrategia utiliza el arte de hoy para lograr estos fines? En respuesta a estas cuestiones, Danto relativiza el juicio subjetivo del gusto y nos invita a participar en los juegos de lenguaje y los ámbitos institucionales propios del arte moderno. De ellos toma toda su fuerza para abrir la posibilidad de nuevos significados en esta época de agotamiento. La interpretación artística puede que ya no vuelva a ser una tarea espontánea o cómoda, pero sí se revelará imprescindible a la hora de restituir el peculiar y enorme valor cognitivo de la experiencia estética.