LA PARADOJA DE LA REPRESENTACION
ENAUDEAU, CORINNE
La representación es transparente, porque se borra ante lo que muestra, como si la cosa misma estuviera allí. Pero también es opaca: al eclipsar la cosa, la representación duplica su ausencia. Esta paradoja no ha cesado de atormentar a la filosofía, desde Platón hasta Wittgenstein. Freud, por su parte, al afirmar la existencia de representaciones inconscientes, acentuó la distancia entre ausencia y presencia, ese hiato que jamás queda abolido.