GLORIA
NABOKOV, VLADIMIR
Martin Edelweiss, el protagonista de esta novela, es un joven exiliado ruso que ha recorrido Europa con su madre hasta instalarse en Suiza y después se traslada a Inglaterra para estudiar en Cambridge. En Londres conocerá a Sonia, de la que se enamorará perdidamente. Convencido de estar malgastando su vida y deseoso de impresionar a Sonia para conquistarla, decide embarcarse en una peligrosa incluso disparatada aventura: volver a entrar ilegalmente en la Unión Soviética, de la que huyó en 1919... Escrita originalmente en ruso en Berlín, publicada en París en 1932 y traducida al inglés en 1971 por su hijo Dmitri bajo supervisión y con posterior revisión del propio Nabokov, Gloria es una de las nueve novelas que escribió en su lengua materna en el exilio europeo entre 1925 y 1937. Su título original, Podvig, podría traducirse como «valerosa proeza» o «gran hazaña», algo que su joven protagonista está empeñado en llevar a cabo, porque, como dice el propio Nabokov en el prólogo de la edición en lengua inglesa: «El logro de la plenitud es la meta primordial de su destino; pertenece a ese ente poco común de "las personas cuyos sueños se hacen realidad". Pero tal plenitud se halla invariablemente impregnada de punzante añoranza. El recuerdo de este ensueño de la niñez se mezcla con la expectativa de la muerte.» En este libro chispeante y tragicómico, cargado de ironía y también de nostalgia por el mundo que se ha dejado atrás, Nabokov da vida a un entrañable héroe que busca la gloria con ingenuidad. Y en su búsqueda se rodea de todo un repertorio de excéntricos personajes: peculiares emigrados rusos, un erudito, un estudiante inglés, un escritor ruso y hasta un espía.
«Deliciosa y brillantemente resuelta, Gloria pertenece a la década de 1930 y tal vez sea, junto con La dádiva, la más lírica y agridulce de las nueve novelas rusas de Nabokov... Los lectores a veces se lamentan de que estas obras tempranas, deslumbrantes como juegos verbales, son sin embargo piezas ligeras, meros preliminares a la espera de los prodigiosos festines que Nabokov ejecuta tras su llegada a Estados Unidos. Pero se equivocan: cuanto más lee uno todo el corpus nabokoviano, más va descubriendo los sutiles e intrincados hilos que conectan sus obras y cómo se complementan unas a otras... La prosa de esta novela posee una cadencia musical, y sus mejores momentos burbujean como el champán. Sin embargo, traspira solidez y perdurabilidad» (Kirkus Reviews).
«La novela más alegre y juvenil de Nabokov, una hermosa pausa entre La dádiva y Risa en la oscuridad» (Paul Theroux).
«Nabokov escribe prosa del único modo en que debería escribirse: en éxtasis» (John Updike).