EUSKAL HERRIKO PEGATAK 1. (1965 1979)
IÑAKI DE NICOLÁS, PABLO SALGADO MÉNDEZ ETA JABI UBIERNA
PEGATINAS, un instrumento de comunicación protagonista en el capítulo de una de las batallas más largas, duraderas y trascendentales para nuestro pueblo. La que libramos día a día por el Derecho a la Libre Expresión de las Ideas. Batalla con mayúsculas en la que no faltan las muertes, las víctimas y los victimarios. Pero este libro trata también de redes de pertenencia y de cadenas de libre compromiso que generación tras generación nos van uniendo a través de símbolos comunes. Trata, en fin, de ilusiones, de sueños y de lucha.
Observando el fenómeno desde el punto de vista de la Semiótica, lo que el objeto vendría a significar, se resumiría en el sintagma: He aquí parte de lo que soy, pertenezco a esto y lo muestro aqui y ahora. A modo de ejemplo, entre las primeras piezas del libro están las pegatinas de un Aberri Eguna, el de 1968, en la que en voz pasiva se nos dice dónde y cuándo se celebrará el acontecimiento. Remarcaremos lo de voz pasiva, porque la pegatina no se expresa hasta que alguien la muestra y es ese alguien quien pasa a ser la voz activa que proclama: ¡Esta es mi patria!. De manera que toda persona que se añade una pegatina al pecho, en principio, se erige en sujeto político. En el sentido más estricto del término sujeto y en el de político.
Al igual que las máscaras, las pegatinas son objetos provisionales, de quita y pon. Aparecen como entes unitarios, diferentes entre sí, intercambiables en el tiempo y combinables según la voluntad de quien las lleve. Permiten por tanto construir discursos bastante más complejos que otros objetos, dentro de una lógica muy sencilla. Y es que las peleas que reivindican las pegatinas son diversas y pueden ser compatibles en un mismo sujeto. Identidades sociales tanto de nación como de clase, de condición o sexo, simultáneas y visibles en un mismo acto, una complejidad quizás única en la historia. Pensemos en las pegatas que llevamos permanentemente en el cristal trasero del coche: la del euskara, la antinuclear, la de apoyo al equipo del barrio. Hoy llevamos en el pecho la del Primero de Mayo y las chicas además, la de su propia militancia; no nos hemos olvidado del Presoak Kalera; caben más, muchas más, al mismo tiempo y sobre el mismo sujeto, creando un discurso complejo.
La pegatina comparte rasgos característicos con la guerra de guerrilla. De hecho, entre los factores que explican el éxito del fenómeno, están las características del objeto en sí mismo: Son Ligeras, transportables, infiltrables y ocultables. Hemos visto pegatinas a favor de las fiestas populares cubrir la puerta del alcalde, como hemos vistos los carros de los picoletos plagados de ikurriñas, pegatas de estudiantes llamando a la huelga en las paredes del claustro o las de los presos en la Audiencia Nacional, por citar algunos ejemplos. Así que podríamos hablar de ubicuidad y a la vez de destructibilidad. No lo olvidemos, una pegatina se destruye fácilmente. No faltarán ejemplos de quienes hayan tenido que tragarse alguna en un control de policía, por ejemplo. Una parte importante de quienes participan en el fenómeno de las pegatinas, adquieren algunas de las cualidades fundamentales del guerrillero y la guerrillera. En primer lugar la de constituirse como un sujeto propio con capacidad para actuar tanto en solitario como en pequeños grupos, una cierta autonomía para hacerse con los recursos necesarios para la acción, la capacidad de decidir los mensajes adheridos, el control sobre los aspectos prácticos de la acción a llevar a cabo y, en general, una gran descentralización. Otra de las características es que las pegatinas se han utilizado, y se siguen utilizando, para recaudar dinero para la causa. Tanto partidos como sindicatos, grupos deportivos u organizaciones no gubernamentales, han recurrido a ellas.
Si algo se ha significado en el fenómeno de las pegatinas, ha sido en el de ser un movimiento de utopistas y soñadorxs, tanto de lucha como de revindicación de todo lo lúdico. Qué gusto ir andado de fiesta en fiesta con las pegatas en el pecho o en la nalga. Por eso cuando decimos que constituyen un fenómeno politíco lo hacemos a proposito, plenamente conscientes de que en la politica entra la salud, el ocio, el deporte, las fiestas,
todo.
El hecho de dedicarnos a la edicion de Euskal Herriko Pegatak, ha sido sin duda, una decisión arriesgada, pero también sopesada. Estamos convencidos que este primer tomo, y el resto de los que vendrán en los años posteriores, serán un buen punto de partida de investigaciones diversas. Porque por por primera vez, se aporta el material necesario para profundizar en el conocimiento de este fenómeno. Además de la gran labor de juntar los materiales, se ha puesto especial empeño en el orden en el que han sido presentados, en base a dos ejes: el horizontal (donde se cuentan cronológicamente hechos ocurridos entre 1967 y 1979) y el vertical (donde aparecen temas consustanciales a la construcción de la condición de este pueblo; como son: el Euskara, sus dantzak, sus luchas, sus jóvenes, su solidaridad con otros pueblos,
..). Esperamos haber acertado. No era fácil.