EINSTEIN Y PICASSO
MILLER, ARTHUR I.
¿Qué es la creatividad? ¿Existe algún vínculo entre la forma de pensar de un gran científico y la de un gran artista? Para responder a estos interrogantes, este apasionante libro recorre las biografías paralelas de dos jóvenes excepcionales que, a comienzos del siglo xx, marcaron un hito en sus respectivos terrenos y en circunstancias sorprendentemente similares, pues ambos estaban entonces en la veintena y eran prácticamente desconocidos. Albert Einstein formuló en 1905 la teoría de la relatividad especial, y Pablo Picasso, con Las señoritas de Aviñón, echó por tierra casi cinco siglos de convenciones artísticas.
Einstein y Picasso, que revela sorprendentes datos acerca de cómo vivían y trabajaban ambos genios, conecta el cubismo de Picasso con las ideas científicas y filosóficas de Henri Poincaré, y lo sitúa en el hirviente contexto intelectual del París finisecular. También nos cuenta cómo, hacia la misma época, Albert Einstein se vio forzado a buscar un puesto de trabajo en
¿Qué es la creatividad? ¿Existe algún vínculo entre la forma de pensar de un gran científico y la de un gran artista? Para responder a estos interrogantes, este apasionante libro recorre las biografías paralelas de dos jóvenes excepcionales que, a comienzos del siglo xx, marcaron un hito en sus respectivos terrenos y en circunstancias sorprendentemente similares, pues ambos estaban entonces en la veintena y eran prácticamente desconocidos. Albert Einstein formuló en 1905 la teoría de la relatividad especial, y Pablo Picasso, con Las señoritas de Aviñón, echó por tierra casi cinco siglos de convenciones artísticas.Einstein y Picasso, que revela sorprendentes datos acerca de cómo vivían y trabajaban ambos genios, conecta el cubismo de Picasso con las ideas científicas y filosóficas de Henri Poincaré, y lo sitúa en el hirviente contexto intelectual del París finisecular. También nos cuenta cómo, hacia la misma época, Albert Einstein se vio forzado a buscar un puesto de trabajo en la Oficina Suiza de patentes, dado que ninguno de sus profesores confiaba en su porvenir académico. Y sin embargo, Einstein no tardó en sentar las bases de una revolución científica. Sin saberlo, el artista y el científico trabajaban en el mismo problema: hallar una nueva y más adecuada representación del espacio y el tiempo.